Los Juegos Florales Escolares Nacionales: El corazón en escena
Los Juegos Florales Escolares Nacionales 2025 (JFEN) son como esa lucecita que entra de pronto al aula y deja la atmósfera de un color diferente. No es la televisión ni el celular. Pinta a ganas. A emoción. A ese nerviosismo bonito que se siente cuando uno se sube por primera vez a un escenario. Es un espacio donde la imaginación vuela, el cuento grita, la danza canta y baila, la pintura sale del lienzo para hablar… y el teatro ¡ay! el teatro... el teatro engloba todo, lo es todo. Late fuerte como corazón de un enamorado. Porque ahí no solo se actúa: se vive. Yo he acompañado a varios grupos de estudiantes en este viaje que empieza como un juego y termina como una adición incurable. He visto cómo chicos que andaban como corderitos aprendieron a ver el mundo de otra manera, a tener criterio propio y de pronto convertirse en abuelos sabios, en guerreros que lloran, en niñas que desafían al mundo desde un escenario. Porque el teatro es como un bichito que te pica o entra por la piel, y ya no se va nunca. Y menos si se vive en grupo. Pasar por la etapa UGEL, luego por la regional, hasta llegar a la nacional… suena chévere, claro. Pero, en verdad, lo más bacán es el camino. Ese camino lleno de ensayo tras ensayo, de risas que suenan como si hubieran encontrado la felicidad a temprana edad, de errores que duelen en el alma o de esos profesores renegados que odian el teatro y jalan en su curso a los estudiantes que actúan, pero que no importa con tal de hacer teatro, y de aplausos que, aunque vengan de dos o tres amigos, ya saben a victoria. Es ahí, en ese proceso, donde el estudiante descubre su voz y que puede ser más que el personaje que interpreta. Descubre cuerpo. Su historia. Donde aprende a mirar al otro sin juzgar, a escuchar sin interrumpir, a ponerse los zapatos del personaje… y del compañero. Yo he ganado, sí. He visto a mis chicos alzar premios, viajar, llorar de felicidad. Pero lo más lindo no ha sido eso. Lo más bonito ha sido verlos transformarse.
Eso es el teatro en los Juegos Florales. Un camino donde no se compite: se comparte. Donde no se actúa: se siente.
Y eso, chocheras, no lo borra nadie ni el olvido.
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